Consiste en el reconocimiento de puntos de energía alterados en nuestro organismo y que en su conjunto están dando origen a una enfermedad o malestar de curso agudo o crónico. Este reconocimiento se efectúa mediante la utilización de imanes pasivos ( no electrificados ni conectados a máquinas electrónicas), que se aplican en diversas zonas del cuerpo como efectuando un rastreo o escáner biomagnético. Una vez reconocidos y confirmadas las zonas que están alteradas en su potencial energético ( y que corresponden con órganos y tejidos que están sufriendo la distorsión), el terapeuta aplica un conjunto de imanes en esos puntos por un tiempo que fluctúa entre 10 y 15 minutos por cada uno y generalmente se aplican en forma simultánea.